"No atendí a la voz de mis maestros, ni preste oído a mis instructores. Ahora estoy al borde de la ruina, en medio de toda la comunidad." (Pr. 5:13-14)
Un vídeo que encontré en la revista cristiana Renuevo de Plenitud, por Internet. Trata del mayor problema que tienen algunos padres en estos tiempos "modernos": ¡No tienen claro, cual es la mejor forma para criar a los hijos que Dios le regalo!
Lógicamente cuando llegan los niños, lo primero que piensan es en darle "lo que yo no tuve" y ahí es precisamente donde empiezan a distorsionarse las cosas y la realidad.
En primer lugar hay que reflexionar, en la forma en que sus padres lo criaron a usted. Seguramente, si está tratando de ser el mejor padre del mundo, es porque tiene unos sentimientos nobles, responsabilidad y principios morales. (que hoy en día, están en vía de extinción)
Esto no se aprende, precisamente, en las aulas, ni en la calle; mucho menos con los amigos, ¡No! eso viene desde su hogar, desde la cuna en que nació, mejor dicho...¡Sus padres, su casa! quizás fueron muy rígidos con usted, pero ahí está el resultado: Un buen ser humano, tratando de transmitir, el amor que le dieron.
Ahora, si hablamos de bienestar económico, eso ya es otra cosa, pero...a los niños hay que enseñarles desde pequeños, que todo tiene un costo, y las cosas no se reciben gratis... que cuesta trabajo adquirirlas.
Solo hay que ver la cantidad de muchachos que van por el mundo sin rumbo, ni orientación alguna, sus melenas largas y teñidas, sus pantalones caídos, caras tristes y sonrisas artificiales. Algunos llenos de pintura como para disimular el vació de su corazón. ¡Qué les paso? sus padres les soltaron las riendas, les dieron toda la libertad del mundo y al final se perdieron en está selva de cemento, porque no tuvieron una orientación genuina.
En fin, como dice el vídeo, nadie cuando es padre tiene programado en su cerebro un manual de excelencia.
Una recomendación, cuiden a sus hijos, no les den "lo que ustedes no tuvieron" porque corren con el riesgo de llevarse una sorpresa muy desagradable. Y unas preguntas finales, ¿conoce a los amigos de sus hijos? ¿sabe que hacen en sus ratos libres, cuando están solos con ellos?
¡Ojo vivo decía un viejo amigo mío, que se creía filosofo!
Que Él señor los siga bendiciendo,
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